No hay nada como el tacto de una mujer, sobre todo si tú mismo eres una mujer, porque ellas saben exactamente lo que una mujer quiere y dónde tocarla, meterle el dedo, frotarla y lamerla hasta que consiga ese ilusorio orgasmo, pero como probablemente seas un hombre, vamos a sentarnos y a aprender algo mientras tiramos de nuestras pértigas.