Cuando contratas a una puta, esperas que sea la mejor. No puedes perdonarle que te mire y te exija una gran propina por los servicios para los que fue contratada. No te da una palmadita en la espalda por hacer el trabajo que se suponía que tenías que hacer. Estas putas asquerosas saben que tienen que ir siempre al grano o se arriesgan a que las sustituyan.