No es fácil chupar una polla grande y gruesa. Jill lo sabe porque ha tenido cientos en la boca. Tiene que aguantar la fatiga si se le cansa la mandíbula o cambiar de posición si le fallan las rodillas. Pero al final todo merece la pena si el hombre es tan amable como para comerle el coño para excitarla antes de que ella reciba una cremosa recompensa por haber trabajado tan duro con la boca.