Cuando su agente la llamó y le dijo que se presentara en el plató de una película llamada Amo el rosa, la estúpida Christina Agave se puso su top rosa más bonito y se dirigió hacia allí. ¿De verdad no sabía que el rosa al que todo el mundo se refería era la carne poco hecha que tenía entre los labios del coño? ¿Quizá sólo se hacía la graciosa?