En la que quizá sea la mejor escena de sexo de toda la película, Inari Vachs le pone las manos encima a Maya Devine y la pone al rojo vivo como si fuera un lujoso deportivo en un largo tramo de carretera abierta. A Inari no parece importarle causar ningún desgaste, ¡sólo quiere el viaje de su vida!