Los tatamis siempre parecen una idea genial hasta que tienes que tumbarte en ellos. En el momento en que lo haces empiezas a decirte a ti mismo "la próxima vez me alojaré en un complejo turístico". Al menos este tío tiene un par de guerras para apartar su mente de la firmeza del suelo y volver a centrarla en la dureza de su polla.