Syren De Mer llevaba una vida agradable en Francia. Su marido la cuidaba bien, pero le gustaba engañarla de vez en cuando. Si hubiera sido lista, habría mantenido la boca cerrada. En lugar de eso, pidió el divorcio... y ahora chupa pollas en películas para ganar dinero para el alquiler. Muy inteligente Syren, ¡idiota!