Alana es una chica moderna, pero eso no le impide desear viajar en el tiempo a la época de la Inquisición española. Sólo quiere que la mantengan cautiva durante un rato para poder negarse a confesar sus pecados y que sus captores se desquiten con su pequeño cuerpo. Es una fantasía que las producciones de Jill Kelly estaban deseando cumplir.