Diana Gold lo pone todo sobre la mesa, o deberíamos decir sobre el sofá, en esta escena. Es una zorra que sólo quiere hacer feliz a su semental, y por eso deja que se la folle en todas las posturas posibles. Diana lleva puestas sus traviesas medias negras hasta los muslos y su liguero mientras él le mete la polla en su hambriento coño antes de correrse en su boca.