Nata Paradise apenas había empezado el masaje cuando ya se estaba follando a su masajista. Sabía que él les proporcionaba a todas las mujeres los finales felices que ansiaban, así que, ¿por qué fingir que estaba allí para resolver los nudos de su espalda? Más bien quería que él le diera esa verdadera liberación que sólo se produce al correrse.