Lola Taylor sabía que la iban a mandar al despacho del decano por comerse su chupa en clase, ¡pero ése era su objetivo desde el principio! Sabía que podría seducirle si se quedaba un minuto a solas con él y, efectivamente, ¡él no podía dejar de mirarla lamiendo esa chupa como si fuera una polla! Como es un semental, se la folló encima de la mesa y se corrió en su boca.