Anna Bell Peaks sabía que su hermanastro tenía una polla monstruosa detrás de la cremallera, porque lo había visto con unos pantalones de chándal grises que le enseñaban la polla como a ella le gusta. Le importaba un carajo que fuera su hermanastro, lo único que quería era esa gran D en lo más profundo de su coño caliente. Que se la follara como la zorra que es y se corriera en sus tetas.