Aquí Budapest se abre de par en par. Imagínate encontrarte en un lugar donde las libertades personales, como la expresión sexual, se toman en serio. Un lugar donde a la gente le encanta follar y está orgullosa de su vida sexual. Un lugar donde un minuto conoces a una chica y al siguiente le estás lamiendo el coño. Vayas donde vayas, la oportunidad de encuentros reales existe. Por eso llaman a Budapest el Bangkok de occidente. Allá donde va Buttwoman encuentra húngaros hambrientos de sexo. Incluso hay una pareja que folla para ella en un tranvía que recorre la ciudad. Incluso la camarera del hotel prefiere follar a pelearse. Cuando Buttwoman acaba en una bodega de vino de cuatrocientos años de antigüedad, será testigo de una escena muy extraña entre el propietario, su mujer y su llamativa criada.
