El espectáculo de Berlín fue genial y, cuando entras entre bastidores, Gabriela está allí para saludarte. Ni siquiera tiene tiempo de preguntarte qué instrumento tocas antes de que estés hasta las pelotas de su garganta viéndola tocar la flauta de piel para ti. Su boca es tu escenario favorito y tu esperma es su público favorito.