Shona Rivers no podía creer su suerte cuando aparecieron en su puerta no uno, sino dos negros cachas. Su lenguaje corporal lo dice todo cuando se echa hacia atrás, abriéndose para hablar con ellos y flirtear. Esta pelirroja cachonda no tardó en desnudarse e inclinarse para recibir una profunda doble penetración de sus monstruosas pollas.